En
1763, el francés Louis Rene de la Chalotais protestaba contra la
tradicional exclusión de los laicos de la enseñanza y reivindicaba
una educación que dependiera sólo del estado.
Contemporáneo
suyo, el alemán Bernhard Basedow propugnaba una enseñanza laica y
estatal, incidiendo en que las escuelas deberían estar dirigidas por
criterios uniformes dictados por el estado para el bien de todos los
ciudadanos, acabando así con el absoluto predominio sectario de la
iglesia en la enseñanza.
Fueron
los inicios de la escuela pública.
El
director ejecutivo de UNICEF Anthony Lake, profundo conocedor de las
políticas internacionales, aseguró el pasado mes de mayo que aunque
ahora la preocupación inmediata de los gobiernos sea las medidas de
estímulo o reducir el déficit, lo que asegurará el crecimiento a
largo plazo es la inversión en educación y salud. Y planteó un
ejemplo, el de Corea, que en los años 60 era un país receptor de
ayudas y actualmente se ha convertido en una potencia económica
gracias, según los coreanos, a la educación.
Hasta
llegar al presente, muchas personas han desarrollado su labor para
construir una escuela pública de calidad. Mucho esfuerzo y trabajo
que han dado, como resultado, el actual sistema educativo que se
extiende por el mundo civilizado, democrático y con aspiraciones de
libertad, igualdad y fraternidad como rezaba el lema de la Revolución
Francesa, germen de la enseñanza pública.
Hoy
la escuela pública se ve amenazada. Es preocupante la posibilidad
que la amenaza dañe seriamente al sistema educativo y que las
conquistas vayan difuminándose a base de recortes, por la
incapacidad de estabilizar la situación económica que puedan tener
los gobernantes y por el continuo descrédito social y castigo
económico que sufrimos los docentes.
La
amenaza puede mermar la calidad del sistema educativo, el acceso al
mismo de todas las personas de forma libre y gratuita o ponerlo en
manos de gestores privados. Y no deberíamos aceptar ninguno de esos
escenarios.
Yo estudié en la escuela pública. Mis hijos también. Yo trabajo en la escuela pública. Yo creo en la escuela pública.
Alfonso Pedro Domínguez. Maestro.
Alfonso Pedro Domínguez. Maestro.
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