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martes, 29 de enero de 2013

En defensa de la escuela pública.

 
En 1763, el francés Louis Rene de la Chalotais protestaba contra la tradicional exclusión de los laicos de la enseñanza y reivindicaba una educación que dependiera sólo del estado.
Contemporáneo suyo, el alemán Bernhard Basedow propugnaba una enseñanza laica y estatal, incidiendo en que las escuelas deberían estar dirigidas por criterios uniformes dictados por el estado para el bien de todos los ciudadanos, acabando así con el absoluto predominio sectario de la iglesia en la enseñanza.
Fueron los inicios de la escuela pública.
El director ejecutivo de UNICEF Anthony Lake, profundo conocedor de las políticas internacionales, aseguró el pasado mes de mayo que aunque ahora la preocupación inmediata de los gobiernos sea las medidas de estímulo o reducir el déficit, lo que asegurará el crecimiento a largo plazo es la inversión en educación y salud. Y planteó un ejemplo, el de Corea, que en los años 60 era un país receptor de ayudas y actualmente se ha convertido en una potencia económica gracias, según los coreanos, a la educación.
Hasta llegar al presente, muchas personas han desarrollado su labor para construir una escuela pública de calidad. Mucho esfuerzo y trabajo que han dado, como resultado, el actual sistema educativo que se extiende por el mundo civilizado, democrático y con aspiraciones de libertad, igualdad y fraternidad como rezaba el lema de la Revolución Francesa, germen de la enseñanza pública.
Hoy la escuela pública se ve amenazada. Es preocupante la posibilidad que la amenaza dañe seriamente al sistema educativo y que las conquistas vayan difuminándose a base de recortes, por la incapacidad de estabilizar la situación económica que puedan tener los gobernantes y por el continuo descrédito social y castigo económico que sufrimos los docentes.
La amenaza puede mermar la calidad del sistema educativo, el acceso al mismo de todas las personas de forma libre y gratuita o ponerlo en manos de gestores privados. Y no deberíamos aceptar ninguno de esos escenarios.
Yo estudié en la escuela pública. Mis hijos también. Yo trabajo en la escuela pública. Yo creo en la escuela pública.
Alfonso Pedro Domínguez. Maestro. 

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